lunes, 27 de agosto de 2012

Drunk

Tras terminarnos la botella de licor 43, saco el móvil de mi pequeño bolso blanco e intento averiguar qué hora es. Una vez consigo vislumbrar bien los números, anuncio que es hora de levantarnos e irnos si no queremos llegar tarde. Así pues, me agarro a la barandilla de las escaleras en las que estamos sentadas y hago fuerza para ayudar a ponerme en pie. Una vez lo consigo, siento cómo se me nubla la vista y al intentar dar un paso para ponernos en marcha, tropiezo con el vaso que había dejado en el suelo hace un momento y casi caigo. Mis amigas sonríen pero no me prestan demasiada atención ya que una de ellas se encuentra en peor estado que yo. La ayudamos a mantenerse de pie, llevándonosla con nosotras agarrada al brazo. Para cuando llegamos a la discoteca, vemos que hay una cola enorme que nos hace plantearnos si conseguiremos entrar, pero una vez dentro, dejamos nuestros bolsos en el guardarropa y nos olvidamos de todo. Es entonces cuando en un segundo, como un flash, recuerdo que él no va a estar esa noche. Al estar borracha, se hace todo más fácil así que no puedo evitar decirle a mi amiga que quiero que él esté allí. Ella sólo sonríe y me mira con los ojos brillantes. Me muerdo el labio pues, en realidad, no debí haber dicho eso, y cambio de tema rápidamente. Nos dirigimos hacia la pista de baile, mezclándonos entre todos y dejamos pasar el tiempo mientras nos perdemos en nuestros pasos de baile, sin importarnos cómo nos movemos o con quién bailamos, pues la noche es joven y hay que disfrutarla de principio a fin.


lunes, 20 de agosto de 2012

El sueño de Jennifer

Sentadas en los asientos del tren, decididas a bajarnos en la parada de Barcelona - Arc de triomf, mi amiga Jennifer, vestida con una blusa verde, unos leggins negros hasta la rodilla y unas zapatillas Victoria también del mismo color oscuro, me explica aquello que le había pasado la noche anterior. Ella habla y habla, pero yo sólo puedo sonreír y pensar que tiene loco a ese chico que sólo hace que decirle cosas bonitas. Le digo lo que tengo en mente, ella pone los ojos en blanco y continúa la historia. El vagón del tren va llenándose a medida que quedan menos paradas para llegar a nuestro destino y podemos observar que la mayoría de personas que ocupan los escasos lugar vacíos son chicos vestidos con ropa ancha, gorra, y llevando con ellos algún monopatín o bicicleta. Nos parece obvio que van a ir hacia donde vamos nosotras: a la quedada del vlogger Thous en Barcelona. Éste, además, iba a aparecer acompañado por sus colegas Sean, Mario y Colors. Jennifer comienza a ponerse nerviosa y no deja de repetirme una y otra vez que no se siente preparada para conocer a esos chicos de Youtube que tanto le gustan. Le pido que se relaje justo cuando llegamos a la estación donde nos bajamos (y todos los chicos que había dicho anteriormente también). Cuando salimos por la puerta, podemos ver como junto al arco del triunfo hay un gran pelotón de personas rodeando a uno de los vloggers: Colors. Nos acercamos allí rápidamente y empezamos a intentar colarnos entre la gran cantidad de gente. Damos algún que otro empujón y conseguimos entrar dentro, con aquel calor tan agobiante y comenzamos a notar cómo pequeñas gotas de sudor caen por nuestra frente. Intentamos llegar hacia el chico que está firmando autógrafos, pero se nos hace completamente imposible ya que cada vez que alguna persona sale de allí dentro, cinco intentan entrar y nosotras sólo recibimos codazos. Cuando estamos respectivamente cerca, decido pasarle la libreta de mi amiga a un chico que tengo delante mío y él nos hace el favor de acercársela a Colors, quién finalmente consigue firmárnosla. Salimos de allí lo más rápido posible y vamos en busca del siguiente vlogger: Sean. 


Sean se encuentra en la otra parte del arco de triunfo y por suerte para nosotras dos, hay mucha menos cantidad de gente. Esta vez es Jennifer quien se coloca delante de mí y va completamente decidida a conseguir el autógrafo del chico, mientras yo, pegada a su espalda (que conste que nos estaban chafando por todos lados y aquello hacía que sudáramos muchísimo más) intentaba sacarle fotos decentes al vlogger. La mayoría de ellas salieron movidas o el chico salía con la cara tapada con zapatillas que las personas querían que les firmara. Se le notaba algo agobiado y sudado pero él seguía firmando sin parar. Mi amiga consiguió que Sean le escribiera su firma mucho más rápido que con el anterior vlogger, salimos de allí también rápidamente y buscamos al siguiente, que resultó ser Thous.


Con Thous pasó más de lo mismo, empujones por todos lados (sobretodo en el pecho y hay que resaltar que al ser chica, eso duele muchísimo más) y sudor, mucho sudor, y no precisamente nuestro. Delante de mí había un chico con camiseta blanca y el pelo larguito al que le caían gotas de sudor de las puntas, y yo tuve que mantener las ganas de vomitar que me entraron en ese momento. Le pedí por favor que se acercara a Thous para que nos pudiera firmar la libreta y marcharnos de allí ya que al ser él el más conocido, tenía muchas más gente alrededor. Cuando conseguimos salir de allí, yo estaba completamente sudada. Los brazos y las piernas brillantes y mojadas, la cara muy colorada. La camiseta se me había agrandado como una talla más a causa de los tirones que daba la gente para acercarse al vlogger, y ahora iba enseñando la mitad del sujetador por detrás. Mis zapatillas Victoria que eran nuevas y blancas, ahora tenían un color marrón sucio que no me gustaba nada.


Por último, nos quedaba Mario, el cual decían que había estado vomitando antes porque se encontraba mareado. Jennifer y yo, como no lo encontrábamos por ninguna parte, decidimos ir tirando hacia la estación para volvernos a nuestra ciudad, pero justo en el camino, pasamos por el lado de unos chicos que hablaban sobre Mario, así que mi amiga se separó de mí rápidamente y les preguntó dónde estaba. Nos dirigimos hacia dónde nos habían indicado, y sí, allí estaba el chico de la gorra y cabello largo firmando autógrafos. Nos acercamos a él y cuando estaba a punto de firmarle a Jennifer en la libreta, se acercaron unos tipos, diciéndole a Mario que tenían que irse si no quería encontrarse más mareado. Mi amiga, que estaba nerviosa en aquel momento, les dijo que ella no se iba hasta conseguir el autógrafo y la foto con él porque había venido hasta allí para verle. Mario, le puso la siguiente dedicatoria en su libreta: "Jennifer, muchas gracias x venir! Tekieroor! Mariodickstroy" y se hizo una foto, siendo así ella la chica más contenta en aquel momento.


En nuestro camino de vuelta a casa, Jennifer no dejaba de recordar lo que había sucedido durante aquella tarde, sonriendo y repitiendo que todo aquello que habíamos sufrido, los empujones, el sudor, el calor, había valido la pena. Ella había podido conocer a cuatro de aquellos chicos que ella seguía por Youtube y que estaba tan emocionada por ver, y yo me alegro de haber podido estar a su lado durante aquella tarde para verla hacer realidad uno de sus sueños.

Cometer un mismo error

Quedarse pensando en lo que no pasó y pudo haber pasado duele. Duele mucho. Saber que se tuvo la oportunidad de probar algo nuevo, saber qué se siente, pero no haber sido capaz de hacerlo. Notar como esa misma oportunidad la agarraste con ambas manos pero se fue derramando lentamente entre tus dedos, y por culpa de eso perder el tiempo pensando una y otra vez en qué fue mal, cuál fue ese error, cuál fue el miedo, la inseguridad, los nervios. El llegar a comerte la cabeza de ese modo te lleva a cuestionarte ciertas preguntas sobre ti misma que hacen que pierdas la confianza. La timidez, era mi respuesta, no soy lo suficientemente buena. Así que cuando una vuelve a sentir que tiene una mínima oportunidad para intentarlo otra vez, no lo piensa dos veces y actúa directamente, pues si se tienen ganas de probar cosas nuevas, no se deja que el miedo vuelva a invadirte.

"Deja de centrarte en lo que podría ir mal y piensa en lo que podría salir bien."

viernes, 17 de agosto de 2012

Crítica: Cyberbully (2011)

Cyberbully (2011) es una película americana protagonizada por Emily Osment, Kelly Rowan y Kay Panabaker que tiene como tema principal el bullying en redes sociales. La protagonista de este drama recibe un ordenador portátil como regalo de cumpleaños y ésta decide crearse un perfil en una de las redes sociales más conocidas en su instituto. Es aquí cuando acepta la petición de un chico llamado James (que no ha visto nunca), con el cual establece una buena relación ya que éste la defiende frente a los malos comentarios que recibe por parte de la gente de su instituto. Las cosas empeoran cuando este mismo chico comienza a inventar rumores sobre la protagonista, causando que sea aún más odiada y hasta llegar al punto en el que se odia a sí misma.

Desde mi punto de vista, tras haber visto esta película por casualidad, no me parece tan mala. La trama es bastante buena, además de tratar un tema que puede ser criticado fácilmente. La actriz Emily Osment (que en mi opinión es buena actriz) sabe meterse dentro del papel de chica a la que acaba odiándose, destacándose en ese momento en el que intenta suicidarse tras publicar un vídeo llorando y despidiéndose de todos. Kay Panabaker no tiene tan buen papel ya que su personaje me pareció un poco ridículo por las pocas razones que tuvo para hacer lo que hizo.
Algo a criticar de esta película es que parece la típica historia adolescente. Chica marginada enamorada de chico popular, que pasa de ella pero realmente se gustan mutuamente. Me pareció que deberían haberse basado más en lo que siente la chica acosada con el problema del bullying.

Nota: 7.

Trailer

Mejor frase
"Hola, soy la verdadera Taylor Hillridge. No sé por qué todo el mundo me odia tanto... pero quizá ahora sí lo sepa porque también me odio a mí misma. Ya no veo una razón por la que intentar, o hablar, o respirar. Así que supongo que se acabó... adiós."

lunes, 13 de agosto de 2012

Montaña rusa

"Cierra los ojos y disfruta de la montaña rusa que es la vida." - Zayn Malik

Ahora. Ahora es cuando empieza.
Siente cómo ese vacío dentro de ti va poco a poco invadiéndote, haciéndote sentir nada. Tu cuerpo empieza a temblar, comienzas a tener esa sensación de falta de oxígeno en tus pulmones y se hace complicado respirar. Inspiras, expiras, pruebas de relajarte. Sentada en la silla de tu pequeña habitación, colocas los codos sobre el escritorio y te tapas la cara con tus manos, débiles ahora, intentando que esas lágrimas que sabes que no podrás reprimir no aparezcan en aquel momento. La puerta y las ventanas de tu cuarto están completamente abiertas y en cualquier instante podría entrar algún familiar, así que continúas escribiendo en el portátil, escuchando Lonely  del grupo británico McFly porque es la canción con la que te sientes más identificada ahora mismo. Sabías que esa sensación no iba a tardar en llegar pues últimamente habías tenido demasiada buena suerte. Las mismas inseguridades y dudas que sientes que te van matando lentamente cada vez que tienes ese vacío dentro de ti, vuelven a aparecer y miles de preguntas recorren tu mente. No sabes qué hacer, nunca lo sabes, la única solución que ves posible es echarte a correr al cuarto de baño más cercano, cerrar la puerta y sentarte en ese hueco que hay entre la puerta y la pared con el radiador, hundiendo la cabeza entre los brazos que has apoyado en las piernas y mordiéndote el labio inferior para que nadie consiga escucharte.


"Estoy cansada de estar sola, me va matando lentamente. [...] Ahora canto una canción triste, estas cosas nunca parecen durar tanto. Es algo que no había planeado. Ayúdame, estoy cansada de estar sola."

Lluvia de estrellas


Tumbados los cuatro boca-arriba sobre nuestras toallas de la playa que hemos colocado finalmente en un campo de fútbol que había junto a un parque en aquel pueblo vecino al de nuestra ciudad, nosotras tres una al lado de la otra y él junto a nuestras cabezas. La temperatura ha comenzado a disminuir y notamos ese débil viento que nos acaricia la piel mientras contemplamos fijamente el firmamento, admirando esos puntos diminutos llamados estrellas. Nuestra visión es algo más reducida a causa de la clara contaminación lumínica que nos impide observar la verdadera luz. Aún así, hemos hecho el esfuerzo de encontrar un buen lugar donde estar cómodos, huyendo de las pocas personas que podrían estar en la calle a esas horas de la madrugada. La temperatura sigue bajando hasta el punto de notar como se nos pone la piel de gallina y sentir la necesidad de taparnos con esas toallas que hasta hace un momento era donde estábamos tumbados. Cada vez que vemos caer una estrella del cielo, no tenemos tiempo suficiente para pedir esos deseos  que, por desgracia, continuarán guardados dentro de nosotros junto a la esperanza de verlos hechos realidad. Las señalamos con el dedo, marcando su pequeña trayectoria hasta que se desvanecen, y no podemos evitar soltar algún grito de ilusión pues sabemos que aquello no nos pasa cada día. Ahora podemos volver a casa con la satisfacción de haber pasado una de las noches más mágicas.

sábado, 11 de agosto de 2012

Skinny love

Desde un buen principio te conté que era tímida y que tampoco era el tipo de chica que suele gustarle a los chicos. Tú te reíste, ya fuera a causa de la cantidad de alcohol que corría por tus venas o porque realmente te hizo gracia aquello que dije, y después me respondiste que aquello no podía ser posible, que entonces cómo podía ser que a ti te encantase. Yo reí también, supongo que como tú, a causa del alcohol y te lo negué, te pedí que dejaras de decirme mentiras. Estando yo sentada sobre tu regazo, pasando mi brazo derecho alrededor tu cuello, acariciándote el pelo con la mano y teniendo la otra apoyada en mi pierna y rodeada por la tuya, me miraste a los ojos y volviste a susurrarme en el oído: "Me encantas, te lo repetiré  todo lo que sea necesario hasta que te lo creas." Me mordí el labio inferior pues realmente no sabía qué contestar. Aquello había hecho que el latido de mi corazón se acelerara y llegué a ruborizarme ya que notaba como mis mejillas empezaban a arderme. "Me encantas, ¿te lo crees ahora?" Preguntaste. Asentí lentamente con la cabeza, te acercaste y me besaste. Seguía pensando que mentías, no podía ser que a alguien como tú llegara a gustarle y mucho menos encantarle, pero en mi interior, en algún pequeño lugar, llegué a creérmelo.


"Te pedí que fueras paciente, te pedí que estuvieras bien,
te pedí que fueras equilibrado, te pedí que fueras comprensivo."

miércoles, 8 de agosto de 2012

Agua

Respira profundamente. Inspira la mayor cantidad de aire posible y llena a pleno tus pulmones. Ahora suéltalo lentamente, sintiendo como el pecho va deshinchándose. Da dos pasos hacia atrás, cuenta desde cinco y salta al agua. 5...4...3...2..1... Cuando des el salto y estés volando sobre la superficie del agua fría coge aire nuevamente, pero esta vez no lo sueltes. Siente como caes y cada pequeña parte de tu cuerpo va remojándose y enfriándose a medida que vas entrando, hasta el punto en el que estés completamente sumergida. Sonríe y no quieras salir de allí rápidamente. Disfruta de aquel momento. Ese momento en el que todo el ruido que hay en el exterior llega amortizado a tus oídos y puedes escuchar perfectamente cómo el resto de personas que se encuentran en el agua se mueven. Las risas de los niños pequeños apenas son audibles para ti, pero aún así llega un pequeño sonido que se mezcla con el del movimiento de pies del hombre que está nadando y en ese instante pasa por tu lado, y aquella mujer sentada en el bordillo de la piscina que no para de reírse y es la risa más escandalosa que has podido escuchar nunca. Ahora abre los ojos lentamente, sin pararte a pensar en las consecuencias que eso traerá a causa de la gran cantidad de cloro en el agua, y observa tu cuerpo durante unos segundos. Es leve y parece frágil. Muévete lentamente, como si tuvieras miedo de que aquello se acabara, colócate en posición vertical, apoya los pies en el frío suelo, pega otro gran salto y mientras estés subiendo hacia la superficie, ve soltando todo el aire que tenías guardado dentro de ti, así, una vez tu cabeza consiga estar fuera, podrás volver a respirar.


martes, 7 de agosto de 2012

Acaríciame



Y cuando por fin te decides a cogerme de la mano, mi pulso se acelera y empiezo a notar esas pequeñas mariposas en mi estómago. No me sueltes, por favor, pienso. Pero lo haces en seguida. Me giro, te miro, sonríes, sonrío, intento disimular las ganas que tengo de besarte. Esta vez soy yo quien te toca las manos, las acaricia, las coge. Permanecemos así durante unos segundos, sentados en aquel banco. Silencio. Vuelves a soltarme, pero esta vez apoyas una de tus manos en mi pierna derecha y me acaricias lentamente mientras te acercas lo suficiente como para que nuestros labios se toquen. Me gusta y no puedo evitar sonreír. Siento como tu lengua comienza a buscar la mía y yo no pongo oposición. Alrededor no hay nadie, estamos solos e intento disfrutar de este momento que has decidido compartir conmigo a pesar de esos problemas que tuvimos para poder encontrarnos, además de mi mala sensación de sentirme insegura y haber probado de esquivarte de vez en cuando. Admiro esa fuerza de voluntad que tuviste al continuar intentando establecer conversación conmigo tras haberlo evitado durante un tiempo, pero en este mismo instante no me arrepiento de estar aquí contigo, con tus labios sobre los míos, tus manos sobre mi cuerpo, pudiendo respirar tu perfume y verte apartar la mirada después de besarnos. Yo vuelvo a sonreír, parece ser lo único que puedo hacer en ese momento.

Presentación

Realmente no sé bien qué voy a escribir en este blog pues siempre pienso en hacerlo de diferentes temas pero después acabo haciéndome uno nuevo porque no acaba de gustarme. Supongo que escribiré sobre lo que me pasa pero más centrándome en lo que siento cuando lo vivo. El problema de esto es que la mayor parte de las entradas probablemente las escriba no en mis mejores momentos puesto que la inspiración me viene cuando no lo estoy pasando bien, pero espero poder adaptarme y escribir cualquier otra cosa ya que no quiero que sea deprimente.

Me llamo Yaiza, tengo diecisiete años. No creo que se necesite saber más.