sábado, 27 de octubre de 2012

Dos semanas

Debí haberlo supuesto. Fue lo último que escribí. Cansada de que fuera siempre lo mismo, apagué desmotivada el Internet del móvil e intenté olvidar todo buscando alguna canción. No encontré ninguna, así que una oleada de pensamientos deprimentes invadió mi cuerpo y no pude evitar romper a llorar. Me sentía realmente ridícula por llegar a pensar que, solo por una vez, algo podría funcionar. En mi mente resonaba su nombre, no podría hacerla callar. No debí haber continuado la conversación, ni haberla empezado. Quizá hubiera sido todo diferente.
Ahora han pasado dos semanas desde entonces. Ninguno de los dos ha hablado. Movió ficha rápido, se olvidó de mí al día siguiente. Yo, por lo contrario, me acordaba cada mañana al despertarme y cada noche al acostarme, deseando que nos cruzáramos por casualidad en algún sitio, deseando que iniciara nuevamente alguna conversación. Cada vez que escuchaba mi móvil sonar, tenía esa pizca de esperanza dentro de mí que me hacía creer por un segundo que era él. Totalmente equivocada. Se ríen de mí cuando afirmo que "construyo grandes expectativas que después se derrumban en frente de mí" pero es la frase que más puede describirme. Soy realmente ingenua y estúpida. Y así es como puedo justificar mi escepticismo.


"Debo confesar que en mis sueños, me acaricias el rostro y
me preguntas si quiero volver a intentarlo."

No hay comentarios:

Publicar un comentario