sábado, 22 de septiembre de 2012

En el tren.

Tras haber apretado el botón verde, se abren ambas puertas y toda la gente empieza a amontonarse alrededor, empujándose unos a otros, intentando ser los primeros en conseguir entrar. Una vez dentro, busco un asiento libre y al ver que sólo queda uno, me apresuro para poder sentarme. Sinceramente, me consideraría una persona bastante perezosa pues desde esta primera estación, he de bajarme tres después y, en realidad, podría dejarle aquel asiento a alguien que tuviera un trayecto mucho más largo que el mío, pero ahora mismo son las diez y media de la mañana y sé que hasta que no lleve más tiempo despierta, aún no podré considerarme "persona". Se escucha el sonido que indica que las puertas van a cerrarse en unos segundos, y así sucede. El tren se pone en marcha y en seguida llegamos a la siguiente parada pues ésta se encuentra muy próxima a la primera. Miro a mí alrededor mientras el tren sigue con su trayectoria. A mí lado hay un chico negro sentado con las manos apoyadas en sus piernas que están algo separadas. Delante de él hay un hombre mirando por la ventana mientras sujeta con la mano derecha su iPhone, con el cual empieza a escribir cuando le llega un mensaje nuevo. Durante un segundo, dirige su mirada hacia a mí y después sigue con lo suyo. Enfrente hay una chica bastante maquillada. Se toca el pelo algo nerviosa mientra también mira su teléfono móvil. Sonríe de vez en cuando. Cuando ésta va a escribir algo, se le resbala el paraguas que sujetaba con sus piernas y cae sobre mis pies. Se agacha rápidamente y se disculpa. Yo le sonrío, haciéndole saber que no pasaba nada, no hay problema. Esa misma chica no está siendo sólo observada por mí, sino también por otra chica, algo más joven, que está a su izquierda. Ésta tiene cara de dormida, algo embobada pues mira de un lado a otro con la boca entre abierta. También lleva bastante maquillaje aunque algo más natural. He de confesar que la primera vez que la vi dudé entre si tenía cara de dormida o estaba algo borracha, pero es jueves por la mañana y dudo que sea esta segunda opción. Estoy a punto de mirar al resto de sus acompañantes cuando veo por la ventana  la estación en la que me he de bajar, así que me levanto, cogiendo bien mi bolso y mi carpeta, y me dirijo a la puerta. Bajo tras haberse abierto las puertas, dejando allí a aquellas personas.

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