domingo, 30 de septiembre de 2012

October wishes

Domingo 30 de septiembre, nueve y cincuenta y uno de la noche.
Estoy sentada en mi silla frente al escritorio con el portátil encendido e intentando escribir algo nuevo antes de que termine el día. Hoy uno de los temas más hablados en la red social de Twitter han sido los deseos para este próximo mes que está a punto de empezar en a penas dos horas. Sinceramente, me considero fan de esas fotos que rebloguea la gente en Tumblr poniendo frases como "Please October, be good to me" pues yo soy una de esas personas que desean con todas sus fuerzas que realmente sea así. Me considero bastante ingenua al pensar que sólo por repetir esa frase una y otra vez dentro de mi cabeza, ese mes vaya a ser "bueno para mí". Pero prefiero pensarlo así ya que al menos tengo esa esperanza.
Mis deseos para este nuevo mes no se alejan del intentar ser feliz con lo poco que tengo, del probar no pensar demasiado las cosas pues sé que si las mantengo dentro de mi cabeza no voy a conseguir mi primer deseo, intentaré no despertarme por las mañanas pensando en personas que sé que no piensan en mí, además de no pronunciar sus nombres por la misma razón; me centraré más en mis estudios aunque obviamente pienso pasármelo en grande cada vez que salga de fiesta. Quiero ser positiva y no dejar que la baja autoestima, los comentarios, los recuerdos y el pensar demasiado me arruine los días.
Así que una vez pedidos estos pequeños deseos, estoy a punto de apagar el portátil, ponerme el pijama e irme a mi cama a dormir para poder empezar con buen pie octubre.


sábado, 29 de septiembre de 2012

Más vale tarde que nunca.


Allí viene ella con los ojos tapados con un antifaz negro y cogida de la mano de una de nuestras amigas, quien ha conseguido traerla hasta casa de una de nosotras, donde le hemos preparado una comida sorpresa para celebrar su cumpleaños que fue hace un mes. Se nos da bastante bien eso de celebrar cumpleaños tiempo más tarde, pero por pequeños problemas no pudimos hacerlo antes. Yo sujeto mi móvil con ambas manos mientras grabo su reacción una vez nos ve a todas allí esperándola para darle la sorpresa. Sonríe y comienza a reírse. La chica que la acompañaba la abraza y ella nos mira. Una vez se quita la chaqueta y deja el bolso sobre una silla, nos sentamos todos en la mesa y comenzamos a comer. No paramos de hablar, hacer bromas, reír y pasarlo bien, comentando también todos las fiestas de cumpleaños que están a punto de venir a partir del mes siguiente. Cuando terminamos de comer lo que hay en los platos, una amiga y yo nos dirigimos a la cocina. Cogemos dos velas con los números uno y nueve, y tras haberlos colocado sobre el delicioso pastel de chocolate, las encendemos. Llevamos el plato al comedor, cantándole a nuestra amiga Cumpleaños feliz y una vez terminamos, ella pide un deseo y sopla las velas.

Pesadilla

Tras parpadear un par de veces, abro completamente los ojos. Mi habitación está completamente oscura ya que las persianas están bajadas, así que muevo mi brazo izquierdo hacia la pared y después de acariciarla durante un rato buscando el interruptor, lo encuentro y puedo encender la luz. Cojo el reloj que se encuentra en una de mis estanterías más cercanas y miro la hora. Siete y media de la mañana. Aún me quedan dos horas más para dormir antes de que suene el despertador. Apago la luz y empiezo a recordar por qué me he despertado:
Estaba con una de mis amigas en el tren de camino a Sant Cugat del Vallés. Aquí el sueño se vuelve borroso, y cuando puedo volver a visualizar las cosas, estoy con otras de mis amigas caminando por una de las calles de ese mismo pueblo (calles obviamente imaginarias pues a penas he visitado ese sitio, sólo la estación de los ferrocarriles y poco más). Es de noche y todas vamos vestidas cómo si estuviéramos en una fiesta. Aunque realmente, estábamos de camino hacia una, así que en un abrir y cerrar de ojos nos encontramos ya allí. Fue entonces cuando me giré y le vi allí con sus amigos. Comenzó a sonar Dancing with tears in my eyes de la cantante Ke$ha y de mis ojos empezaron a brotar pequeñas lágrimas. Le veía cómo se alejaba de mí a pesar de haberme visto y yo lo único que podía hacer era aparentar que no me importaba.
No fue una buena idea recordar el sueño, pienso, pues ahora siento como un vacío en mi estómago que sé que va a tardar bastante tiempo en volver a llenarse.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Chupitos


Todas tenemos en nuestras manos un chupito de vodka y blue tropic. Nos miramos las unas a las otras. 3...2...1... Hacemos la cuenta atrás y una vez terminada, nos animamos a bebernos ese chupito. Lo acabamos rápidamente. Volvemos a mirarnos y no puedo evitar empezar a reír al ver las caras de asco que estamos poniendo todas. Unas sacamos la lengua y cerramos los ojos, haciendo saber así que no nos ha gustado, y otra simplemente ponen mala cara y se tapan la boca con una mano. Miro alrededor y veo a algunos chicos-hombres (no sabría bien cómo decirlo pues hay gran variedad de edad en aquel pub de Barcelona) observándonos mientras sonríen pues acaban de ver nuestra reacción.  Dejamos los "vasitos" en la barra y decidimos salir de allí rápidamente pues la única música que suena allí es reggaeton y, sinceramente, es uno de los últimos tipo de música que querríamos bailar aquella noche.

sábado, 22 de septiembre de 2012

En el tren.

Tras haber apretado el botón verde, se abren ambas puertas y toda la gente empieza a amontonarse alrededor, empujándose unos a otros, intentando ser los primeros en conseguir entrar. Una vez dentro, busco un asiento libre y al ver que sólo queda uno, me apresuro para poder sentarme. Sinceramente, me consideraría una persona bastante perezosa pues desde esta primera estación, he de bajarme tres después y, en realidad, podría dejarle aquel asiento a alguien que tuviera un trayecto mucho más largo que el mío, pero ahora mismo son las diez y media de la mañana y sé que hasta que no lleve más tiempo despierta, aún no podré considerarme "persona". Se escucha el sonido que indica que las puertas van a cerrarse en unos segundos, y así sucede. El tren se pone en marcha y en seguida llegamos a la siguiente parada pues ésta se encuentra muy próxima a la primera. Miro a mí alrededor mientras el tren sigue con su trayectoria. A mí lado hay un chico negro sentado con las manos apoyadas en sus piernas que están algo separadas. Delante de él hay un hombre mirando por la ventana mientras sujeta con la mano derecha su iPhone, con el cual empieza a escribir cuando le llega un mensaje nuevo. Durante un segundo, dirige su mirada hacia a mí y después sigue con lo suyo. Enfrente hay una chica bastante maquillada. Se toca el pelo algo nerviosa mientra también mira su teléfono móvil. Sonríe de vez en cuando. Cuando ésta va a escribir algo, se le resbala el paraguas que sujetaba con sus piernas y cae sobre mis pies. Se agacha rápidamente y se disculpa. Yo le sonrío, haciéndole saber que no pasaba nada, no hay problema. Esa misma chica no está siendo sólo observada por mí, sino también por otra chica, algo más joven, que está a su izquierda. Ésta tiene cara de dormida, algo embobada pues mira de un lado a otro con la boca entre abierta. También lleva bastante maquillaje aunque algo más natural. He de confesar que la primera vez que la vi dudé entre si tenía cara de dormida o estaba algo borracha, pero es jueves por la mañana y dudo que sea esta segunda opción. Estoy a punto de mirar al resto de sus acompañantes cuando veo por la ventana  la estación en la que me he de bajar, así que me levanto, cogiendo bien mi bolso y mi carpeta, y me dirijo a la puerta. Bajo tras haberse abierto las puertas, dejando allí a aquellas personas.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Frío


Le doy dos vueltas a la llave lentamente, intentando no hacer demasiado ruido, y abro la puerta de casa. Enciendo la luz de la entrada y me doy cuenta de que la puerta del pasillo está completamente abierta, así que decido darme prisa, volver a cerrar la puerta principal con llave y echar el pestillo, y me dirijo hacia mi habitación, la cual se encuentra a unos siete pasos en línea recta. Tras haber apagado la luz de la entrada, enciendo la de mi cuarto, que es la única que quedará encendida durante ese pequeño período de tiempo en el que me quito la ropa para poder ponerme el pijama aún de verano, me lavo la cara con una toallita húmeda para conseguir quitarme todo el maquillaje y me cepillo el pelo rápidamente, para poder deslizarme entre mis cálidas sábanas. Apago la luz y cierro los ojos pero no consigo conciliar el sueño. Mi mente le da demasiadas vueltas a lo ocurrido esa misma noche y hace que mi corazón se acelere de una forma que llega a asustarme. Respiro profundamente e intento dejar la mente en blanco, pero se me hace imposible. Por si no fuera suficiente, a pesar de que mis sábanas están calentitas, mi cuerpo tiene frío y es por eso que me veo obligada a levantarme para buscar en mi armario una manta. Vuelvo a la cama, pero no consigo dejar de tener frío. Me levanto nuevamente y esta vez busco en uno de mis cajones dos calcetines largos y una chaqueta que suelo utilizar para estar por casa cuando es invierno. Subo la cremallera de ésta para que no me moleste y vuelvo a meterme en la cama. Parece que esta vez mi cuerpo comienza a calmarse y a recuperar el calor, así que tras haber estado unas cuantas horas dando vueltas, consigo dormirme un rato.

UNO

Sentados los cinco en el frío suelo del Parc Catalunya de nuestra ciudad, a las tres y cinco de la madrugada de ese veintiocho de agosto, nos disponemos a sacar las nuevas cartas del UNO de su caja para iniciar unas cuantas partidas. El cielo está ligeramente nublado aunque se pueden apreciar algunas estrellas que brillan entre las luces de las farolas que iluminan el parque. Escuchamos un par de chicas reír escandalosamente, cosa que nos hace suponer que quizá estén algo borrachas. Esas risas se pueden oír más fuertes a medida que las chicas se acercan a unos columpios situados a pocos metros de nosotros. Las ignoramos y él, tras haber barajado las cartas, comienza a repartirnos las nuestras, dándonos siete a cada una. Observo las mías atentamente y comienzo a ordenarlas por color y después por número, dejando las cartas "especiales" (así como el "roba 2" o "cambio de color") a la derecha. Este tipo de cartas son graciosas, pues no son las del UNO normal, sino que son de playa y las de color rojo, por ejemplo, tienen un pequeño dibujo de un cangrejo en la parte inferior. Tras haber jugado unas cuantas partidas (añadiendo una nueva regla consistente en robar dos cartas más del montón si dices alguna de las palabras que habíamos puesto como prohibidas, así como "dos" o cualquier palabrota), decidimos recoger pero es entonces cuando él tuvo la gran idea de explicarnos que con aquellas cartas podíamos llegar a cortar alguna botella de vidrio si sabíamos cómo lanzarlas. Cogimos unas cuantas cada uno y comenzamos a lanzarlas al aire. Al no tener ninguna práctica, muchas salían desprendidas hacia atrás y otras simplemente ni se movían del sitio. Cuando todos nos quedamos sin nada entre las manos, recogimos todo lo que habíamos tirado al suelo, guardamos esas cartas nuevamente en su caja y volvimos a casa.

Supuesta historia

Ahora es cuando esa supuesta historia se encontraría en la parte donde Olivia Newton John canta esa canción tan bonita llamada Hopelessly devoted to you, pues tras haber pasado su mejor verano junto a ese chico al que conoció, ella se entera de que realmente él no es como dijo ser. La chica se lamenta una y otra vez, y se pregunta por qué una eternidad de veces. Mi cabeza dice 'Idiota, olvídale.' pero el corazón contesta 'No le dejes marchar.' dice la letra. Y es verdad que una vez te encuentras en ese estado medio hipnotizada, empiezas a verlo todo desde dos puntos de vista, sin saber cuál es el que realmente deberías creer. Sabes que soy una idiota que está dispuesta a sentarse y esperarte. Pues aunque sabes que esa persona ya no te busca, y aunque tú hayas llegado a aceptar ese hecho, dentro de ti hay una pequeña pizca de esperanza con la que esperas que todo vuelva a dar un giro y la suerte vuelva a estar de tu parte. Por otra parte, al comparar esa supuesta historia con la película Grease, puede una afirmar que a diferencia del final donde el chico y la chica terminan finalmente juntos, esa supuesta historia no tiene final, porque quizá, simplemente no comenzó nunca.


jueves, 6 de septiembre de 2012

Amiga

"Al amigo no lo busques perfecto, búscalo amigo."

Realmente no sé cómo empezar esta entrada, así que supongo que primeramente diré gracias. Tener una amiga con quien poder contar siempre es verdaderamente una suerte, tener un hombro en el que llorar cuando una no puede más, alguien a quien acudir cuando se tienen problemas. Me alegra poder recibir consejos cuando los necesito, aunque lamento no saber yo darlos pues creo que para ello soy chica de pocas palabras; se me da mejor callar, escuchar y observar. Puede que alguno de tus consejos o comentarios me hayan mantenido despierta alguna noche ya que se me da demasiado bien eso de darle muchas vueltas a las cosas dichas y hechas, y que finalmente haya tomado decisiones que no eran mi idea en un principio. Por otra parte, sé que si algún día me apetece quedar con alguien, puedo contar contigo también, aunque detesto que siempre las cosas acaben siendo a tu manera. Todo fue dicho y discutido en su momento, y no voy a darle más vueltas en este momento. Realmente aprecio también que me cuentes tus nuevos planes y opiniones, aquellos que dices que aún no le contaste a las demás y me pides que lo guarde como un secreto. Quizá pueda sonar algo ridículo, pero me gusta verte tomar decisiones pues aunque nuestra amistad no haya sido tan duradera como la de muchas personas, es como si de alguna manera, te viera crecer. Como si viera crecer esa amiga de la infancia que nunca tuve, y he de confesar con timidez que eso me hace sentir algo más pequeña, pues es como si yo continuara siendo igual, mientras tú y todas tomáis decisiones, crecéis y avanzáis. Sólo espero que aunque el tiempo pase, podamos continuar como estamos ahora.


Palabras vacías


Cuantas veces habré comenzado a escribir, intentando hacerlo con la mayor exactitud posible, dando detalles de cómo se siente realmente, de cómo se ven las cosas desde mi punto de vista. Habré empezado a mover mis dedos sobre el teclado del portátil, apretando sobre cada tecla indicada para intentar que las palabras comenzaran a fluir y así conseguir desahogarme. Pero una vez llego a poner ese punto final, siento que lo recién escrito está vacío, no tiene sentido dejarlo leer, así que mi dedo índice se mueve hacía la tecla de borrado y se queda el tiempo necesario sobre ella, mientras yo miro como todo aquello que había dejado salir de mi interior se va borrando letra a letra. Una vez vuelve a estar todo en blanco, me quedo un tiempo mirando la pantalla, preguntándome si habré hecho lo correcto, no guardar aquello que había realizado y después borrarlo completamente. No dudo, y cierro la ventana pues realmente, hay una parte de mi interior que se queda pensando ¿a quién le hubiera interesado leer aquello?